18 Abr “poner a cristo a la adoración de los pueblos”/CHOTA
Esta frase dicha por Santa Rafaela María resuena en nosotras de manera muy especial en este tiempo, donde los templos se han cerrado y toda seguridad se encuentra dentro de casa. Un virus ha “detenido” algunas cosas cotidianas a las que estábamos acostumbrados, ha detenido la rutina, ha frenado el ritmo económico, nos ha puesto delante los límites sanitarios, nos ha hecho tomar consciencia de nuestros límites humanos, de nuestras carencias económicas y a puesto delante de esta lucha a presidentes, gobernadores, alcaldes, médicos, enfermeras, gente de limpieza y otros que pasan anónimos a los aplausos. Nos ha ´puesto delante nuestra condición de criaturas… Y en este contexto, ¿cómo poner a Cristo a la adoración de los pueblos?
Estábamos acostumbradas a que la gente llegue a nuestras iglesias y capillas. Hoy cada casa se dispone para recibir la presencia de Jesús, se convierte en un gran templo y se reafirma en nosotras este deseo de “hacer porque otros lo conozcan y lo amen”. Nos une en este espacio de encuentro con Jesús una pantalla y la fe de tantos que se arrodillan ante la presencia de Jesús Eucaristía.
Sentimos que nuestra capilla de la comunidad está más llena que de costumbre y cómo alguien nos dijo en este tiempo: “ustedes tienen a Jesús allí, gracias por compartirlo”. Día a día renovamos la convicción de compartir este tesoro que llevamos en vasijas de barro. El Señor revitaliza nuestra fe y renueva nuestra esperanza. El Resucitado ha salido a nuestro encuentro en tantos hermanos que se conectan y nos hacen llegar sus peticiones, en las personas que ven las repeticiones de lo adorado, porque no pudieron estar en la transmisión en vivo y en aquellos que día a día salen a cuidar la ciudad y lo único que desean es volver a casa y abrazar a los suyos.
Jesús Eucaristía nos forma y nos transforma, nos hace conscientes de que “estamos en este mundo como en un gran templo”, por eso hoy reconocemos su presencia en nuestro pueblo, un Dios presente que camina al lado de los suyos y les hace sentir que la muerte no tiene la última palabra y aunque todo parezca “detenido”, se da paso la esperanza, la solidaridad, la alegría por el enfermo recuperado, la oportunidad de pasar más tiempo en familia, de preocuparnos por el que no tiene, de hacernos solidarios con el dolor del otro y sobre todo reconocernos criaturas delante de su Creador y Señor, quien prometió estar con nosotros hasta final de los tiempos.
Comunidad de Chota
Provincia Perú – Bolivia.