17 Sep en el corazón de UNa Iglesia peregrina y sin fronteras/PANAMA
Atender al llamado que nos hizo la Congregación General XX con tanta pasión, para responder al proyecto de Movilidad Humana, supuso para la comunidad de Clayton empezar a buscar, investigar y descubrir una realidad que no desconocía, pero sí mucho en su contexto. Desde entonces, siendo pocas hermanas y mayores, emprendimos el trabajo en red.
Sí, queríamos implicarnos y complicarnos con la certeza de que no estaríamos solas y el trabajo sería en solidaridad colaborativa. La primera aliada en esta misión sería la Familia ACI “Puente”. De modo que, con las informaciones y los contactos realizados para este fin, fuimos visualizando nuestros proyectos: el comunitario como el de la Familia ACI Puente.
La Pastoral en conjunto de nuestra Diócesis había integrado en su Departamento de Justicia y Paz, la Pastoral de Movilidad Humana que ejecuta el Programa de Asistencia Humanitaria y Apoyo a la Integración local de población con necesidad de protección Internacional desde el año 1999, que inició en el Vicariato Apostólico de Darién, pero a partir de enero del 2014, queda incluida en el Departamento de Pastoral Social de la Arquidiócesis de Panamá.
En este mismo año, el Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) realiza en nuestro país, el Primer Congreso de Pastorales de Movilidad Humana, con representación de organizaciones pastorales de distintos países. En la organización participaron los Misioneros y las Hermanas Misioneras de San Carlos (Scalabrinianos y Scalabrinianas), la Red de Jesuitas con Migrantes de Latino América y el Caribe (RJM-LAC), Scalabrini Internacional Migration Network (SIMN) y Secretariado Latinoamericano de Pastoral Social-Cáritas. Además contó con representantes de las cuatro áreas pastorales: Migrantes y refugiados, Apostolado del Mar, Pastoral de Turismo y Pastoral de Itinerantes.
Al conocer todo este trabajo y organización pastoral, nuestro compromiso fue participar del Centro de Acompañamiento Integral (CAI) – Hogar Luisa, ya que a través de este Programa auspiciado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de convenios con organismos de la sociedad civil, colaboradores laicos y apoyo solidario de bienhechores de la obra, se brinda asistencia humanitaria y acompañamiento a la población de migrantes y refugiados que llegan a Panamá.
La experiencia nos ha dinamizado, vamos compartiendo con otros, involucrando a nuestra comunidad educativa, aprendiendo del trabajo de los laicos. Y especialmente de este Centro que a través del acompañamiento integral que brinda (social, psicológico, legal, pastoral) nos permite aportar nuestro granito de arena ante este gran desafío que cada vez se agudiza más.
No obstante, vemos con dolor que por la emergencia global que sufrimos en estos momentos, nuestros hermanos caminantes, además de excluidos, se transforman en invisibles para nuestra sociedad. Pero también reconocemos que desde la encarnación de nuestro carisma, seguimos escuchando el llamado de “hacer lo que podamos y todo lo que podamos” con ellos: caminos de esperanza, de compasión y de ternura.
Neila Young, aci