30 Ene CG XXI. TRIDUO I: CONVOCADAS POR ÉL COMO CUERPO UNIVERSAL
¡Aterrizamos en Madrid! Somos 48 mujeres, procedentes de todos los lugares, donde el Instituto está presente, para la XXI Congregación General. ¡Encontrarnos es todo un regalo! En la incertidumbre, que la pandemia da a nuestros pasos, hemos llegado y apenas hemos podido reprimir nuestros abrazos y mucho menos aún, la alegría de vernos las que estamos dispersas en la misión.
Hoy, día 30 de enero hemos comenzado el triduo de oración como preparación previa a la Congregación. Nos está acompañando el P. Cipriano Díaz, jesuita salmantino. Actualmente forma parte del Gobierno general de la Compañía de Jesús, como Asistente de Europa Meridional. Sus sugerencias para la oración son muy inspiradoras y nos están ayudando a disponernos para este encuentro de fe y amor, que es la Congregación General.
En este primer día, hemos recordado lo esencial de nuestra vocación: llamadas a Él, para ser y estar con Él. Esto lo absoluto, como lo era para Jesús “estar con el Padre”. Como Él, necesitamos apartarnos para contemplarlo todo desde Dios, para que ponga Su Palabra en nosotras y nos permita ver la realidad con una larga mirada, que nos libere de toda superficialidad. Orar para entrar en el Corazón de Dios. Esta es la fuente. Toda la eficacia misteriosa de nuestro ser apostólico brotará de esta comunión.
Por la mañana contemplábamos los inicios: el Jesús de la historia llamando a sus primeros compañeros. Por la tarde a Cristo Resucitado convocando de nuevo a sus discípulos y poniendo en sus manos la misión. Ellos tienen miedo porque conocen su fragilidad, Cristo lo sabe y les promete “Yo estaré con vosotros hasta el final”. Nosotras también somos conscientes de nuestro barro, pero nos fiamos de su promesa.
Somos convocadas como Cuerpo apostólico universal para ser cauce de la Buena noticia para el Instituto, para ello somos invitadas a que esta congregación general sea lugar de intimidad y celebración comunitaria, de escucha al Espíritu, un espacio apostólico y misionero. Que nuestra Congregación sea un lugar en el Corazón Sagrado del Señor.
Inés Ruiz, aci
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