18 Nov “Ahora es tiempo de servir” – Encuentro de superioras nuevas de las Américas en Buenos Aires (Argentina)
Algunas hermanas que han participado en el encuentro de superioras de las Américas comparten con nosotras su experiencia. Nos comparten lo agradecidas que están, las llamadas que han recibido: vivir la misión de superiora como un servicio a la manera de Jesús y de Rafaela María, cuidando los espacios para que se viva el buen trato, acoger los conflictos y no huir, sobre todo siempre con la mirada puesta en Dios para encontrar Su voluntad.
De Jessica, ACI, Estados Unidos
Terminamos enormemente agradecidas por todo lo recibido, compartido, y convivido en este encuentro de nuevas superioras de las Américas. Los cinco días de talleres, oración, y conversaciones del corazón nos permitieron adentrar en el sentido del cuerpo y la misión que recibimos. Salimos renovadas…más integradas… más humildes… más esperanzadas… y comprometidas a integrar lo aprendido para el bien mayor de las comunidades y la misión.
¡Gracias al equipo general que nos convocó! ¡Gracias a la provincia del Cono Sur que nos acogió con cariño! Y gracias a nuestras hermanas de comunidad con quienes caminamos hacia mayor plenitud entre nosotras y para todos.
De Paulina, ACI, Ecuador
El encuentro de formación que tuvimos con el equipo general ha sido una experiencia llena de fraternidad, sinodalidad y de mucho aprendizaje respecto a la misión encomendada como superioras. Destaco la importancia de ver a esta misión cómo un servicio al estilo de Jesús y Rafaela María. El deseo de animar a la comunidad a vivir con alegría nuestra vocación ACI (Ancillae Cordi Iesu) generando ambientes nutritivos donde prime el buen trato. Ha sido tiempo de agradecer al Instituto en el equipo general, por estos encuentros que nutren y animan la vida y misión, recordándonos que no estamos solas, que somos hermanas, que somos cuerpo en misión.
Gracias por todo.
De Magdalena, ACI, Ecuador
Este encuentro de superioras en Argentina fue un gran regalo de Dios por las actitudes, gestos y palabras llenas de sabiduría que broto de la vida, una primera palabra de Rosario (Rosario Villarán) es tiempo de transición. Otra de Marcela, nada es nuevo todo está en los libros… lo que importante es lo que pase por el corazón… por mi corazón pasó no solo dejando contenido, herramientas, estrategias, sino ingredientes o sea algo que dio sabor a mi ser, hacer y estar. Belén otro tanto, hacerse amiga del hermano lobo (para la solución de conflictos, el buen trato y la misión).
Todo esto en un contexto mundial, eclesial- sinodal y de Instituto. Con mucha delicadeza fueron colocando la semilla, a través de exposiciones, preguntas, diálogo abierto,
discernimiento de la presencia del Dios de Jesús en el rol de la superiora. Todo un recorrido hasta conectar con lo ESENCIAL- DIOS, quien nos acompaña y nos compromete.
De Camila, ACI, Argentina
El encuentro de “superioras nuevas” de las Américas nos invitó a ahondar en nuestra experiencia como superioras locales. Tuvimos oportunidad de reflexionar sobre la autoridad que recibimos en nuestro Instituto, de gobierno ignaciano, en el hoy de una Iglesia llamada a acentuar y profundizar la sinodalidad.
El intercambio entre hermanas de distintos países de las Américas fue de una gran riqueza: nos sentimos en comunión compartiendo nuestras búsquedas, aciertos y fracasos.
Comparto brevemente algunos puntos:
– Al inicio del encuentro la H. Rosario, nuestra Superiora General nos invitó acompartir desde lo que cada una vive, desde nuestra verdad.
– Un modo sinodal del ejercicio de la autoridad requiere trabajo interior para detectar miedos y resistencias ante situaciones o personas que nos desafían. Inseguridades
que pueden dificultar la escucha de “todas las voces” amenazando la búsqueda conjunta.
– Hay muchas posibilidades a explorar en la vivencia de los conflictos propios de los grupos humanos. Recibimos herramientas para expandir nuestro propio “yo” en las
situaciones conflictivas buscando ser “ser la mejor yo en las peores circunstancias”.
– El poder tiene que ver con fibras muy hondas de la persona. Hacernos la pregunta: “¿Qué me pasa a mí cuando no tengo poder?” aportó información valiosa
de lo que se nos mueve al asumir cargos de responsabilidad y fue el punto de partida para ahondar en la vivencia de una autoridad “bien tratante” desde el respeto y la
consideración de las demás personas.
– En nuestras comunidades podemos ampliar los espacios de búsqueda conjunta en sintonía con el Espíritu de Dios que crea comunión. El consenso como herramienta
en esta búsqueda, “ninguna de nosotras es tan inteligente como todas juntas”.