NUESTRO FIN DE RAMADAN Y FIESTA DE LA ASCENSIÓN/CAMERÚN

NUESTRO FIN DE RAMADAN Y FIESTA DE LA ASCENSIÓN/CAMERÚN

Hoy a sido un día especial, lleno de acontecimientos y de vida. Comenzó lloviendo a cantaros y en consecuencia, como es la costumbre por estas tierras, la luz se fue…Fuimos a misa donde los concepcionistas y allí celebró un sacerdote italiano. La H. Aurelia, que está de visita con la H. Euphrasie, Superiora Regional, no lo veía desde hace 35 años. Un bonito encuentro.

Llegaron al colegio, los libros del año que viene y nos llenamos de barro sacándolos del coche….

Por fin, tras una comida de fiesta decidimos ir de excursión. Al encuentro de los ríos Dja y La Lobe. Recuerdo haber estado hace más de 15 años cuando mis padres vinieron a verme. Ahora han construido un pantano para producir electricidad.

Es una carretera magnífica en medio de la selva,  un espectáculo precioso, y más tras la lluvia: el cielo con sus nubes tiene un color tan especial y las hojas de los árboles parecen brillar bajo el sol…las distintas tonalidades de verde con algunas flores rojas nos sorprenden y alegran.

Hoy en Camerún se celebran dos fiestas nacionales: la musulmana del fin del Ramadán y la cristiana de la Ascensión, así que por el camino se veía a todos los musulmanes con sus trajes nuevos. Y los cantos de las Iglesias resonaban de fondo.

Llegamos al pueblo sin problemas, en un sitio dudamos pero la señora de una casita del camino en seguida nos dio las explicaciones necesarias para llegar: “la mano derecha la olvidan” y siguen todo recto”…Fuimos hacia el pantano y admiramos la obra hecha por los chinos. Todo el mercado de la entrada lleno de hombres -solo hombres- musulmanes celebrando. Uno muy amable preguntó si nos dejaban pasar pero no fue posible. Nos acercamos al rio, donde las aguas del Dja y de la Lobe se unen, un sitio precioso, con las piraguas, los patos, los pájaros y el río en medio de la selva.

Varios grupos de hombre estaban cruzando el rio con sus piraguas. Le preguntamos a uno el nombre del pueblo de enfrente, era originario del norte. Le felicitamos por su día y se sintió feliz, la cara se le iluminó. Después de un rato se acercó donde Aurelia, Euphrasie y yo para preguntar si podía hacerse una foto con nosotras. Le dijimos que sí, y muy feliz llamó a su compañero que tenía el teléfono y se hizo una foto con “su mamá”- conmigo- con su “abuela”- Aurelia- y con su “hermana mayor”- Euphrasie….Gracioso. Al rato varios compañeros también pidieron hacerse una foto con nosotras. Trabajan con los chinos y de guardines de grandes casas que hay en los alrededores. Nos sorprendió su amabilidad y su ingenuidad…

Justo un poco más arriba nos detuvimos porque ya habíamos visto las tiendas de los desplazados. Nos paramos a preguntar. Nos acercamos Serge, Bibiche y las pre-postulantes para intentar saber de dónde viene este grupo de personas y por qué se han instalado en esta zona. Son desplazados del sud-oeste y Bamendas, vienen con sus familias a la pesca. Hacen pescados ahumados. Nos enseñaron como lo hacen. Viven en unas casitas de hojas de plataneros cobre las tiendas, sobre el suelo mojado. Por supuesto no hay colegio…pasaran ahí unos meses y luego irán a otra zona de pesca. Fueron muy amables… el marido, su mujer embarazada y sus tres hijos. Veníamos de pasar por el camino todas las enormes casas de los “jefes o personalidades política” de la zona (ya que estamos en la zona del presidente) y el contraste con las casitas de los desplazados es aún mayor. Y sorprende aun mas su amabilidad y sencillez…la belleza de la naturaleza y la belleza del interior del ser humano cuando el dinero, el honor o el poder no le obnubila.

Cada vez más, vamos encontrando en distintos lugares del Camerún, grupos de desplazados de los distintos lugares de conflicto: del oeste, del norte o del este. A todas nosotras lo que nos sale es el deseo de poder hacer algo por ellos: sin escuela , sin médico, sin luz, ni agua ni casa… Por el camino de vuelta dimos gracias por este precioso día, por la creación y la belleza de este país, por una fiesta compartida que nos ayuda a vivir el ecumenismo, por todo lo que tenemos y lo que podemos ofrecer.  Y nos preguntábamos qué más podemos hacer por ellos: habrá que hablar con el obispo, preguntar en la delegación de la educación…quizás ir en verano a dar algún curso, al menos enseñar a leer a los más grandecitos….

Y volvimos a casa con el corazón agradecido, ¡pero a la vez preocupado…tanto para hacer!, siempre hay algo que se puede hacer. Y Dios que nos deja su Espíritu para empujarnos a un “más”, y nos ha colocado estos rostros delante nuestro, nos ayudará a encontrar ese “qué”

Rosario García, aci