27 Ago Primeros votos de Maria y Marina
En el pasado día 15 de agosto hicimos nuestros primeros votos en la Iglesia Parroquial de San Pedro, en Palmela, Portugal. Pudimos celebrar con Hermanas, familiares y amigos una fiesta que sabemos que no es solo nuestra. ¡Eso es un regalo!
A continuación, compartimos algunas de las palabras del P. Miguel Almeida, SJ, Provincial de los Jesuitas en Portugal, que celebró la Eucaristía de los votos y expresan muy bien a lo que nos sentimos llamadas en nuestra vida como Esclavas.
Amar es vivir enserio
“El amor es tan fuerte como la muerte. Pero al mismo tiempo, sabemos que nada genera más vida que el Amor. El amor tiene esta doble cara: cuando conseguimos realmente amar, hay más vida a nuestro alrededor – quién está muerto resucita, hay más vitalidad – pero al mismo tiempo, quien ama muere. Amar es vivir enserio. Y vivir enserio es morir. (…)
El amor es una decisión. (…) Hacer votos es vuestra expresión concreta de vivir el amor: de vivir la vida y vivir la muerte. (…) Estos votos no son para vosotras, son votos de entrega. Son votos de servicio. Los votos son para el mundo.”
Solo un corazón puede mover otro corazón
“Pienso que hay una única realidad que puede mover el corazón humano. De movilizarlo realmente. Esa única realidad es otro corazón. Hay muchas causas que nos pueden mover: el dinero, las carreras profesionales, la realización personal… Pero mover profundamente y totalmente el corazón humano, solo otro corazón.
Vosotras sois Esclavas del Sagrado Corazón. No del vuestro, sino del Corazón de Jesús. Porque el Corazón de Jesús os movió a cometer esta locura.”
Un Corazón universal
“Decíais que lo que hoy pedís, como dice la primera lectura, es que Jesús grabe vuestro corazón en el Suyo y que el Corazón de Jesús se quede grabado en el vuestro. El corazón de Jesús es un Corazón donde todos cabemos. Todos. Y todos es todos. Los diferentes, los que piensan diferente de nosotros, los que piensan contra nosotros… todos caben en Él. Y tener un corazón a la medida del Corazón de Jesús es desear que en mi corazón también quepan todos. Por eso en el Evangelio, María cuando se da cuenta de que espera a Jesús, la primera cosa que hace es salir de casa e ir al encuentro de quien más lo necesita. Este es el ímpetu. Cuando descubrimos a Jesucristo dentro de nosotros, surge el impulso de ir al encuentro de otros. De atravesar montañas. Por eso no hay nada que nos mueva tanto, como decía, que el corazón. Y si ese corazón es el Corazón de Jesús, estamos bien guardados.”
Así comenzamos este nuevo tiempo: con el deseo de vivir enserio, de que solo un corazón mueva el nuestro y lo haga un corazón universal, como el Suyo. Así como nos dio la gracia de desearlo confiamos que nos la dará también para vivirlo.
Maria Abecasis, aci y Marina Vázquez, aci