15 Ene ESPERANZA: HAY LUZ A PESAR DE LA OSCURIDAD.INDIA
Como respuesta concreta al tema que la Región de la India eligió para este Adviento:
“Esperar con otros y para otros”, la comunidad de Pune decidió acompañar a los niños de la
comunidad Banjara que emigraron de Karnataka en busca de una vida mejor. Sus padres
son trabajadores de la construcción. Los visitamos y tuvimos una buena sintonía con ellos.
Al entrar en contacto con ellos nos dimos cuenta de que necesitaban apoyo escolar. Como
gesto de esperanza, decidimos dar clases a 10 niños. Como también estábamos estudiando,
dos de nosotras planteamos darles clases por la noche de 6:00 p.m. a 7:00 p.m. Había en
ellos un gran interés por aprender. Se mostraban muy amables, cariñosos y abiertos. Todos
los días nos esperaban, y tan pronto como nos veían, venían corriendo. Incluso los padres
estaban muy felices y se sentían también apoyados. También los añadimos al proyecto de
nutrición de nuestra comunidad.
Después de las clases, solían acompañarnos a la carretera para despedirnos. Un día,
mientras caminábamos, una niña Sangita se acercó a nosotros con unas pocas de boras (una
pequeña fruta verde) que tenía en el bolsillo. Le dijimos que eran para que ella comiera,
pero ella dijo que las había traído de su casa, especialmente para nosotras. Nos conmovió
este gesto; ella estaba compartiendo lo poco que tenía, estaba feliz de que lo aceptásemos.
Los invitamos a la reunión de Navidad junto con los niños del vecindario. Estaban muy
contentos con los juegos, los regalos y la fiesta. Podíamos ver la alegría en sus rostros
mientras interactuaban con los otros niños.
El día de Navidad, los invitamos a nuestra casa y almorzamos juntos. Disfrutamos de estar
con ellos y nos conmovieron sus gestos de amor inocente, amistad, entusiasmo, confianza y,
sobre todo, el deseo que tienen de aprender más y mejorar en la vida. Todas nos sentimos
conmovidas y agradecidas por haber compartido la esperanza con estos niños.
Fue realmente una experiencia de sentirnos instrumento de esperanza para otros. A través
de nuestro acompañamiento, hemos puesto todo lo que podíamos, como el óbolo de la
viuda, para ayudar a estos niños. Fuimos instrumentos de luz en sus vidas durante este
Adviento, pero también recibimos la luz que disipa la oscuridad a través de esta experiencia.
Que el niño Jesús les muestre que vino a compartir su pequeñez y que también él
necesitaba a María y a José para ayudarlo en su camino.
Margaret Soreng. Aci