23 Nov SEMBRANDO ESPERANZA PARA LOS “CIUDADANOS INVISIBLES” EN LA FRONTERA
La corriente de la historia llevó a los hijos de Vietnam lejos de su tierra natal, a la región fluvial de Camboya, donde construyeron hogares sencillos a orillas de un río apacible. Sus vidas transcurrían en armonía con la naturaleza, con jornadas de pesca en el río, abundantes cosechas en los campos y una estrecha relación con sus vecinos.
Pero entonces, la turbulencia política irrumpió, perturbando su pacífica existencia. Obligados a abandonar sus hogares ancestrales, muchas familias vietnamitas decidieron regresar a su patria, buscando refugio en la familiar región fronteriza de Tay Ninh. Llevando consigo la esperanza de una nueva vida, anhelaban reunirse con sus familias y comenzar de nuevo en su tierra natal.
Sin embargo, el camino de regreso nunca fue fácil. Les esperaba una dura realidad: la falta de documentos de identidad legales. De repente, se convirtieron en “ciudadanos invisibles”, perdidos en el torbellino de la vida. Incapaces de registrar su residencia, obtener documentos de identidad o un certificado de residencia, se enfrentaron a innumerables dificultades. Sin papeles, no podían encontrar un trabajo estable y sus hijos no podían ir a la escuela. La precariedad los obligó a vagar de un lugar a otro, incluso entre Camboya y Vietnam.
Las Esclavas siembran semillas de amor
La imagen de niños inocentes, en lugar de ir a la escuela, vagando por las calles, ganándose la vida con trabajos duros, se volvió demasiado familiar. No solo se les privó del derecho a la educación, sino que también se les limitó en el desarrollo de habilidades esenciales para la vida. Su futuro se estaba cerrando gradualmente, el potencial de una generación joven se estaba desperdiciando. Conmovidas por estas pequeñas vidas desafortunadas, las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús de Vietnam encontraron su misión en el distrito de Tan Bien, provincia de Tay Ninh. Sus corazones amorosos se sintieron impulsados a actuar, llevando el espíritu de “Esclavas de Cristo, esclavas de todos” para sembrar esperanza en esas almas jóvenes.
La mayoría de los niños que asisten a nuestra clase crecieron en familias con dificultades especiales. Algunos fueron abandonados por sus padres, viviendo con sus abuelos u otros parientes. Otros presenciaron peleas y soportaron palabras groseras de sus seres queridos. También hay quienes viven en viviendas precarias, carentes de afecto y una educación adecuada, fácilmente influenciados por los malos hábitos.
Al ver sus jóvenes rostros, nos sentimos aún más motivadas a hacer algo para brindarles una vida mejor, un futuro más brillante. Creemos que cada niño merece la oportunidad de aprender, desarrollarse y ser amado.
Cultivando sueños
Comprendiendo esto, con el deseo de brindarles un futuro más brillante, las Esclavas comenzamos la primera clase de amor en 2019. Desde el área de la Iglesia del Thanh Linh en el pueblo de Tan Bien, gradualmente expandimos nuestras actividades a las áreas vecinas. Ahora, con todo nuestro entusiasmo y amor, acompañamos a 80 estudiantes de 6 a 14 años. Se dividen en tres grupos pequeños, que estudian en tres lugares diferentes: la Iglesia del Thanh Linh, la comunidad y la casa de la cultura. Cada grupo se subdivide según diferentes niveles, para que los niños puedan aprender de la mejor manera.
Nosotras nos esforzamos por ser maestras y mentoras dedicadas, no solo cultivando el conocimiento sino también nutriendo las almas de los niños. Más allá de la transmisión de conocimientos, deseamos sembrar en sus corazones semillas de amor, buenos valores, para que puedan caminar con confianza por la vida.
Superando desafíos, cultivando la esperanza
Uno de los mayores obstáculos es la legalización de los resultados del aprendizaje de los niños. Aunque las autoridades locales han reconocido nuestras contribuciones y han mencionado el apoyo para organizar exámenes, todavía no existe un documento oficial o apoyo específico para que podamos llevar a cabo evaluaciones de manera efectiva. Nuestro deseo es encontrar una solución para que el esfuerzo de aprendizaje de los niños sea reconocido adecuadamente, abriendo más oportunidades de aprendizaje y desarrollo en el futuro.
Además, la falta de instalaciones también es una preocupación. Las aulas con espacio limitado y equipo restringido nos hacen desear brindarles un entorno de aprendizaje más espacioso y bien equipado. Mantener un equipo docente estable también es un desafío que requiere mucha consideración, ya que nuestros recursos humanos son principalmente hermanas con diferentes misiones.
Además, la mayoría de nosotras provenimos de diferentes profesiones y no tenemos formación docente. Cada clase es un desafío que requiere flexibilidad, creatividad y mucha reflexión para encontrar el método más adecuado para los niños de la clase de amor.
Y quizás, el mayor desafío sea construir una escuela formal para los niños. Ese sueño siempre arde en nuestros corazones, pero con un número limitado de estudiantes, muchos de los cuales tienen que mudarse constantemente. ¿Es construir una escuela la mejor solución en este momento? Además, las barreras políticas y de papeleo para las familias y los niños también nos preocupan.
El camino de sembrar amor y conocimiento para los niños nunca ha sido fácil. En este camino, nos esforzamos continuamente por superar los desafíos, para cultivar sueños que vuelen alto.
Firmes en el camino de la misión
El espíritu educativo de Santa Rafaela y las primeras Esclavas que difundimos en Tan Bien ha sido y está siendo guiado y protegido por Dios. Gracias a Dios, recibimos un valioso apoyo del párroco del Thanh Linh, así como la aprobación de las autoridades locales de la comuna de Tan Binh desde noviembre de 2023. Este es un hito importante, que marca el final de los días difíciles en los que teníamos que mudarnos continuamente de lugar de enseñanza, desde jardines de caucho hasta lugares alquilados precarios, o refugiarnos en los patios de familias amables, incluso a veces enfrentando dificultades por parte de las autoridades.
No solo se nos proporcionaron aulas, sino que las autoridades locales también nos confiaron el amplio patio del área comunitaria para que los niños tuvieran un espacio para jugar libremente. El amor y la apertura de la comunidad nos han dado más fuerza en este significativo viaje.
Ahora, cada vez más familias conocen nuestra pequeña clase y confían en nosotras a sus hijos. Los padres no solo están impresionados por el conocimiento que adquieren los niños, sino que también perciben profundamente el cambio positivo en su personalidad, confianza y madurez. Nuestra clase siempre está llena de risas, es un lugar donde se cultiva la amistad, donde las almas pequeñas son amadas y apoyadas.
Además de las lecciones útiles, también organizamos interesantes actividades extracurriculares, que atraen a los niños a clase con más regularidad. Incluso, muchos niños que tienen que vender billetes de lotería se toman el tiempo para pasar por la clase, absorbiendo atentamente las lecciones antes de continuar su viaje para ganarse la vida.
Con la pedagogía de “educar desde el corazón”, las Esclavas siempre estamos entusiasmadas y apasionadas por transmitir conocimientos y cultivar buenas cualidades en los niños. Se dividen en pequeños grupos según su nivel, lo que hace que el aprendizaje sea más efectivo. Siempre fomentamos los buenos comportamientos, corregimos suavemente los inapropiados, ayudándoles a formar hábitos positivos. Y es una verdadera alegría ver cómo cambian gradualmente, aprendiendo a amar, cooperar y compartir más. No solo nos detenemos en el aula, sino que también dedicamos tiempo a visitar y comprender las circunstancias de cada niño, especialmente a aquellos en situaciones difíciles. El vínculo entre maestras y padres se vuelve cada vez más cercano y abierto. Las visitas domiciliarias no solo nos ayudan a comprender mejor a los niños, sino que también alientan a las familias a participar en las actividades de la clase, trabajando juntos para construir un buen entorno educativo para sus hijos. Al darse cuenta del amor y la atención sincera que les brindamos a sus hijos, muchos padres han cambiado su perspectiva, prestando más atención a la educación de sus hijos y apreciando más el significado de la educación.
Nuestro mayor anhelo es que este modelo educativo, que ha surgido del amor y la solidaridad, se fortalezca y se convierta en un programa educativo formal. Con la participación de la comunidad, los benefactores y las autoridades, podremos brindar a cada niño la oportunidad de recibir una educación integral, desarrollar todo su potencial y alcanzar un futuro lleno de esperanza.
Thanh Thảo, ACI
Thanh Linh, Vietnam