06 Feb Triduo de renovación en Palmela, Portugal
Del 23 al 26 de enero tuvo lugar el triduo de renovación en Palmela, Portugal. Doce Hermanas de seis países se reunieron para tres días de retiro dirigidos por Clara Lito, aci, y Joana Barbado, aci.
Pero, ¿qué es un triduo de renovación y por qué hacerlo? Dos palabras: triduo y renovación.
Empecemos por la renovación: Cada año, las Hermanas renuevan sus votos (de pobreza, castidad y obediencia) al Señor en la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, durante el tiempo en que no han hecho todavía sus votos definitivos. Antes de renovarlos, realizan lo que se llama un triduo. Esta palabra viene del latín y significa tres, y corresponde a tres días de retiro espiritual.
Es un tiempo para retirarse del ajetreo de nuestras vidas llenas de ruido y poder escuchar lo que el Señor quiere decirnos. Permite a cada una ponerse ante el Señor y entregarle todo lo vivido, pero también, y sobre todo, escucharLo. Es el momento de volver a escuchar al Señor que nos llama, nos habla al corazón y de situar de nuevo nuestro compromiso como un don del Señor.
Cada año, las Hermanas presentes en Europa se reúnen, ya sea en Madrid (España) o en Palmela (Portugal), para vivir este triduo juntas. Cada Hermana podría hacerlo por su cuenta, pero hemos sido llamadas a una misma Congregación. El hecho de encontrarnos nos permite enraizar nuestra llamada en una misma tierra y compartir momentos fundamentales de nuestras vidas como Esclavas: el de renovar nuestro sí ante el Señor.
Este triduo concluye con la renovación de los votos durante la misa final del triduo. Ante el Santísimo, cada Hermana repite en su propio idioma su “sí” al Señor que la ha llamado.
Este año, el triduo se celebró en enero, en Palmela, en nuestro centro espiritual, un lugar encantador.
Clara, una de las Hermanas quien acompañó al grupo de hermanas, nos comparte:
Del 23 al 26 de enero, recibimos, aquí en Palmela, a 12 Hermanas, venidas de distintos países de Europa, para su triduo de renovación de votos.
Ha sido una gracia acompañarlas en este tiempo. Durante estos días, con Joana Barbado, aci, propusimos seguir un camino desde la acción de gracias por la consagración, hasta dejarse renovar por el Señor en el “sí” de cada una… por Cristo, con Cristo, en Cristo…
Para mí, fue muy bueno preparar este triduo con Joana y poder compartir, como Hermanas, lo que vamos viviendo como Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. Fue también un tiempo de, una vez más, vivir la universalidad del Instituto, ya que cada Hermana ha renovado (en la misa dominical de la Casa) en su propio idioma, ¡en total 5! ¡Un testimonio para todos los que estaban presentes!
Estoy muy agradecida por estos días… de Instituto. Momentos como estos nos ayudan a crecer en nuestra vocación.
Y Michelle, Ota y Filipa, hermanas en el triduo…
Michelle de Filipinas:
Durante todo el triduo, mi corazón estaba lleno de gratitud hacia el Señor, que es tan bondadoso, generoso, amoroso y misericordioso conmigo. Fue un camino de acción de gracias a Jesús, quien me llamó y me amó primero, sin condiciones ni límites. Él me ama tal como soy, con un amor desbordante que solo Él puede darme, y me permite experimentarlo en diferentes momentos de mi vida.
Como respuesta, renuevo mi “sí” de todo corazón como su Esclava, con su gracia.
También fue especialmente significativo porque pude vivirlo junto a mis hermanas de diferentes países. Me siento profundamente bendecida de haber estado con ellas.
Ota de Timor – Experiencia del Monte Tabor
Espero este momento con emoción, convencida de que, como para Pedro, Santiago y Juan en la cima del Monte Tabor, es un momento de gran revelación. ¡Y, en efecto, lo fue! Él me reveló cuánto me ha amado, cuidado y protegido, y me mostró que seguirá haciéndolo. Ese amor me impulsa a decir: “Soy tuya y estoy aquí para Ti”.
La experiencia en Palmela también me ha dado la alegría de caminar junto a María como Madre.
Filipa de Portugal:
Poder pararse unos días para estar con Jesús y mirar con Él nuestra vida como Esclavas es un regalo… más aún cuando lo hacemos con otras Hermanas, de tantas partes del mundo. Rezamos juntas el deseo de ir en su compañía, donde Su Amor y sus pasos nos muestren, dejando espacio para que Él siga creciendo en nosotras y nosotras en Él. ¡Y con este deseo, renovamos nuestros votos!
